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DOLO o negligencia de Telefónica?

La distribución de los equipos para que el agente comercializara hasta la llegada de Telefónica había sido en consignación, ellos en cada ciudad capital tenían su centro de acopio y hasta ahí había que llegar con una logística de transporte para que le fuera entregado al agente las cantidades que le correspondían por histórico de ventas. Había que estar pendiente de la rotación del inventario el cual se debía reportar de acuerdo a la solicitud del operador para su control de existencia o de venta, esto con el fin de trasladarlo a otro agente si este no cumplía con su encargo de venta del producto y tener el control del inventario en poder del canal de distribución.

El control bajo esta modalidad para las partes era recíproco, el operador sabía qué agente tenía el equipo el cual lo descontaba de su inventario una vez era ingresada la venta porque tenía que facturarle al cliente y darle de alta y para controlar el inventario no vendido hacía la verificación del mismo físicamente en las bodegas del agente o en algunos casos el mismo agente le llevaba los equipos físicamente para que realizaran nuevamente la renovación del tiempo de consignación.

Con la llegada de Telefónica y con ellos del español Juan Pedro Araujo, se inició el desmonte de la modalidad “en consignación” e iniciaron la modalidad de venta directa al agente denominada “esquema mayorista” a través de dos operadores logísticos uno importado de España y el otro local para que controlaran esta nueva forma de suministro. Ambos operadores logísticos eran simultáneamente agentes comerciales, tenían el suministro asegurado, lo mismo que el canal propio de Telefónica en sus Centros de Ventas y Servicios CVS quienes tenían prioridad de equipos en sus niveles de alta gama, de promoción y cualquier otro evento que demandara volúmenes de venta, pues era evidente que si hacían promociones por ejemplo un mes de la madre con despliegues publicitarios, TV, prensa radio, la gente masivamente acudía a las tiendas de los agentes pero no encontraban la promoción, esta llegaba primero a los CVS y a los puntos de los operadores logísticos, era evidente la competencia desleal.

En este esquema de distribución era Telefónica quien determinaba la política de suministro de equipos a los agentes comerciales (en materia de cantidades y referencias), hasta el punto de que en comunicaciones enviadas vía mail por la vicepresidencia comercial de Telefónica, ya estando vigente el “esquema mayorista”, y para generar confianza en el nuevo esquema, éste se comprometía con  los agentes a hacer entrega de un % del inventario  de los equipos de que disponía Telefónica para garantizar al agente suministro de equipos que le permitiera atender todo el canal de mercado que había logrado abrir bajo el nuevo esquema comercial.

Todo parecía que con el operador logístico iba a funcionar, en reuniones manifestaban del ciclo tanto para pedidos como para entregas, hablaban de un software para montar con anterioridad los pedidos a sus bodegas y explicaban que los despachos serían a través de empresas de mensajería reconocidas en el país para garantizar la entrega a tiempo de los pedidos. Adicionalmente, que cada tienda estaría codificada para tener un control de reposición de inventario por unidades vendidas, es decir, que el agente informaba para qué tiendas iba parte del inventario y con el cruce por la venta y alta del equipo el operador logístico tendría información para hacer la reposición de las unidades vendidas en cada tienda, con estas explicaciones y las del operador quienes hicieron la campaña a nivel nacional,  los agentes nos sentíamos privilegiados en la cadena de distribución, preocupándonos sólo de la venta de nuevas conexiones con equipos, pues este era el encargo al que nos habíamos comprometido con el contrato de agencia comercial.

Pero, bajo este nuevo esquema de suministro de equipos, Telefónica modificó de manera unilateral los términos de ejecución del contrato afectando los intereses de los agentes comerciales, como quiera que para adquirir los equipos se veía obligada a pagarlos con la generación del impuesto a las ventas, carga que no tenía bajo el esquema de consignación, pues en desarrollo del mismo el equipo le pertenecía a Telefónica y en tal condición era vendido a los usuarios, lo anterior sin mencionar otras cargas económicas concomitantes tales como:  comisiones por ventas a través de tarjetas débito y crédito e impuesto a transacciones bancarias, entre otros.

Otra desventaja económica que generó este nuevo esquema para el agente comercial, consistió en que al verse obligado a adquirir los equipos para su posterior venta, quedaba igualmente obligado a asumir el riesgo derivado de la imposibilidad de enajenar aquellos poco atractivos para los usuarios, mientras que bajo el antiguo sistema (consignación), los equipos que no resultaban atractivos para el mercado eran devueltos a Telefónica.  

Entendíamos que cualquier sistema tiene una etapa de implementación, pero esta nueva fórmula de distribución en su implementación duró hasta que acabó con los agentes comerciales, el plan fracasó desde el primer momento en que entró en vigencia, el operador logístico facturaba el inventario entregado al agente a precio full, pero en el camino, si Telefónica hacía promociones, los precios de los terminales eran modificados y había que generar notas contables informando del precio al cual se debía de cobrar y no con el precio que se había facturado. Si un equipo nos los facturaban en 500mil pesos este generaba un IVA de 80mil el cual nos tocaba reportar y pagar, pero si el equipo se vendía en cero pesos como sucedía con las promociones pos pago, el IVA no lo podíamos descontar y para pagar la factura debíamos de esperar la nota contable para el descuento, pago y liberación de cupo para pedidos.

El siguiente era el algoritmo entre Telefónica-operador logístico-agente:

1.    El operador logístico y el agente definían un cupo para la entrega de inventario
2.    El operador logístico enviaba la información de inventario solicitado y de precios facturados al agente a Telefónica para que ellos descontaran del inventario asignado al operador logístico; control de Telefónica vs operador logístico
3.    El agente recibía el inventario, lo redistribuía en su canal y vendía al cliente final
4.    La venta era dada de alta por Telefónica quien debía de informar al operador logístico de que terminal había “prendido” y a qué precio para que el operador logístico lo descontara de inventario y cobrara la factura al precio que se había vendido; el operador hacía el recaudo por Telefónica
5.    Con esta información claramente se podía ver que las conciliaciones entre operador logístico-Telefónica-agente, debían de ser automáticas y a tiempo para poder garantizar el ciclo del “Esquema Mayorista”

El ciclo era fácil de entender pero difícil de implementar, el algoritmo empezó a fallar desde el mismo momento en que faltó la información de precios a que se vendía la terminal y las altas o equipos “prendidos” al sistema para darlos de baja del inventario del operador logístico, era evidente que sin una información de precio en el que se había facturado 500mil, tributado 80mil y vendido en cero pesos, afectaba cualquier decisión en la cadena del “esquema mayorista” impuesto por Telefónica, dado que Telefónica no reportaba las novedades al operador logístico y estos a su vez al agente, debido a esta desinformación nacieron las “conciliaciones” entre operadores logísticos/Telefónica, Telefónica/agentes y agentes/operadores logísticos. A Telefónica le tomó más de un año instalar el software de control, lo instaló cuando se dieron cuenta que había sido una de las causales que llevó al fracaso el plan fallido “esquema mayorista”, pero ya para ese tiempo, varios agentes habíamos liquidado  empresa, los agentes con operación nacional y los operadores logísticos se vieron obligados también a cerrar puesto que Telefónica no cumplió con tener la información actualizada, le tocó a Telefónica volver al esquema anterior de distribución.

Las “conciliaciones” generadas por la falta de información Telefónica-operador logístico, Telefónica-agente, y de responsabilidad de Telefónica quien fue el actor que impuso el fallido “esquema mayorista” fueron la gota que derramó el vaso, puesto que Telefónica le echaba la culpa al operador logístico en reuniones que sostenía con los agentes, en donde les dejábamos saber que la falta de suministro nos iba a llevar a la debacle financiera/comercial pues teníamos las tiendas abarrotadas de clientes buscando nuevas líneas, reposiciones por robo o pérdida y renovaciones de equipos para tener el de moda, pero, desafortunadamente no teníamos equipos para suplir esta demanda que ellos mismos habían anunciado y publicitaban en los medios, sólo teníamos “sim card” para cumplir con las ventas con equipos traídos de los otros operadores, es decir, nada, porque ese no era nuestro “target”, los negocios con las “sim card” eran para las mafias que Telefónica indujo a crear con la reventa de minutos.

Este incumplimiento, resulta particularmente evidente porque durante el primer trimestre del año 2007 Telefónica entregó a CELLMOVIL más de 20.000 equipos bajo el esquema de consignación. Sin embargo, durante los nueve meses siguientes, ya en vigencia del nuevo “esquema mayorista”  que implicaba ejecutar el contrato con tiendas propias del agente, Telefónica sólo entregó a CELLMÓVIL un poco más de 16.000  equipos, cuando según la estructura de las tiendas que se había montado, y la cantidad de vendedores Pymes que tenían dispersos en el mercado, el agente requería de aproximadamente 77.000 equipos durante los últimos 9 meses de 2007 para atender la demanda comercial que su gestión generaba.

En estudio contratado por Telefónica a la firma internacional OLIVER WYMAN quien venía acompañando a Telefónica en la implementación del nuevo esquema comercial, se determinó que CELLMOVIL era una empresa viable, y que para lograr el nivel de ingresos que estaba en condiciones de canalizar requería el suministro de 45.715 equipos en el periodo comprendido entre mayo y diciembre de 2008, sin embargo Telefónica sólo suministró 10.194 equipos, que por otra parte correspondían a referencias diferentes de las que el mercado estaba requiriendo para el momento. El cruce de comunicaciones demuestra con claridad, no sólo el incumplimiento como tal, sino el abuso de Telefónica de su posición de preeminencia en la ejecución del contrato, porque a sabiendas de que su agente requería mayor número de equipos, le remitió uno significativamente menor.

Con base en el estudio de OLIVER WYMAN, cuya elaboración contrató Telefónica, CELLMOVIL obtuvo mucha más credibilidad en el sector financiero pues el plan de negocios presentaba cifras prometedoras y basados en este plan de negocios, se realizaron acuerdos de refinanciación de  obligaciones las cuales en principio aliviaron la difícil situación de flujo de caja que para ese entonces ya se estaba viviendo. Dichos acuerdos fueron armónicos, en términos de plazos y valores a pagar, con las proyecciones de OLIVER WYMAN las cuales proyectábamos se iban a cumplir por parte de Telefónica.

Conforme a las referidas proyecciones de OLIVER WYMAN, y bajo la clara convicción de que CELLMÓVIL era una empresa viable, Telefónica aprobó a  CELLMOVIL un apoyo económico que le entregó parcialmente así: a) $300.000.000 el 14 de abril de 2008 por concepto de apoyo  comercial; b) $300.000.000 el 15 de mayo de 2008 por igual concepto que el anterior; y c) $960.000.000 como premio por el cumplimiento de metas presupuestales, de los cuales le entregó la suma de $880.000.000, el saldo, le fue negado por razones no imputables a CELLMOVIL.

Implementadas las recomendaciones del estudio de OLIVER WYMAN, se empezaron a experimentar resultados positivos evidenciados en las cifras de julio, agosto y septiembre de 2008, con lo que se vislumbraba por parte de CELLMOVIL una franca recuperación que habría de concretarse en la temporada de fin de año.

Sin embargo, en la primera semana de octubre de ese año, Telefónica ordenó la devolución de todo el inventario en poder de CELLMOVIL, con la expresa motivación de renovarlo para atender la temporada decembrina, justificación que a la postre resultó no ser cierta.

Cumpliendo con la orden de Telefónica, a mediados de octubre de 2008, CELLMOVIL entregó a todos los equipos que permanecían en sus tiendas, quedando sin la posibilidad de vender líneas, aparatos telefónicos o tarjetas entre ese momento y el día 30 de noviembre de 2008.  

Como condición para hacer nueva entrega de equipos, Telefónica impuso a CELLMOVIL un arduo proceso de conciliación de cuentas con los distribuidores mayoristas, demostrándose con ello que la solicitud de entrega de los activos nunca tuvo como verdadera motivación la renovación de inventarios. Otra prueba de ello es que superada la conciliación, los equipos que finalmente se entregaron a CELLMOVIL fueron, en número, inferiores a los volúmenes que se encontraban en sus tiendas al momento de hacer la devolución que se produjo en octubre.  

No obstante lo anterior, y a pesar de los expresos compromisos de Telefónica y de que llegó la temporada de diciembre de 2008, CELLMOVIL se encontró con un nuevo incumplimiento de su agenciada, pues aunque se le garantizó la entrega de 15.000 equipos para dicho período, tan sólo recibió un poco más de 500.

Desde el momento en el que CELLMOVIL se acogió al nuevo esquema comercial, y aún durante el tiempo en que no contó con inventarios en sus tiendas, el agente, en desarrollo de los acuerdos celebrados con Telefónica tuvo que atender, sin ingresos para sí, todos los clientes que requerían servicios que no le generaban comisión alguna tales como reclamos por daños en equipos, reposición de sim cards, garantías y en general servicios de posventa.

La situación planteada, llevó al fracaso del plan de negocios de OLIVER WYMAN, lo cual generó el colapso de la operación comercial de CELLMOVIL, quien no obstante haber mostrado sus tiendas abarrotadas de usuarios por la temporada decembrina de 2008, no pudo atender sus necesidades por la falta del inventario suficiente.
                                                                                
Mediante comunicación email de fecha 29 de diciembre de 2008 y ante la imposibilidad de hacerlo por un medio más efectivo, se puso en conocimiento de Telefónica, a través de su Presidente Sergio Regueros y del Vicepresidente Juan Pedro Araujo, la difícil situación en la que había quedado la compañía por el nuevo incumplimiento de Telefónica.

En enero de 2009 se solicitaron equipos a Telefónica y los mismos no fueron entregados bajo el reiterado argumento de no existir inventarios. Situación que fue empeorando día a día, hasta que a mediados de febrero del mismo año, le fue imposible al agente continuar con su operación comercial.  

Como consecuencia de lo anterior, y en desarrollo de lo previsto en la cláusula 13.3 del contrato de agencia comercial, por iniciativa de CELLMÓVIL, se intentó un arreglo amigable entre las partes a instancias de un conciliador, negociaciones que se llevaron a cabo en el Centro de Conciliación de la  Cámara de Comercio de Cali.

En desarrollo de este intento se surtieron una serie de reuniones con Juan Pedro Araujo orientadas a lograr un acuerdo, en las cuales Telefónica hizo a CELLMOVIL un par de ofrecimientos consistentes en la entrega de sumas de dinero que contribuyeran a paliar la difícil situación económica de esta última. Dichos ofrecimientos fueron  a) $450.000.000 el día 16 de enero de 2009; y b) el ofrecimiento se elevó a la suma de $1.500.000.000 el 23 de enero del mismo año, bajo la condición de que si con eso no se normalizaba la operación, CELLMOVIL debía ceder a Telefónica la totalidad de su estructura comercial.

Ninguna de las dos ofertas fue aceptada por CELLMOVIL por cuanto los montos ofrecidos estaban muy lejos de constituir una justa indemnización por los daños sufridos.

Cómo podemos bautizar las actuaciones de Telefónica, “DOLO o negligencia?”... negligencia por parte de un español que vio en estas tierras que podía montar un esquema de distribución “esquema mayorista”, igual al que existe en su madre patria, o una acción hecha con la voluntad maliciosa del engaño para no entregar inventarios y llevar a la liquidación de agentes nacionales para darle paso al siguiente capítulo, ya no por el español sino por el nuevo Presidente, el argentino Ariel Pontón quien venía con su nuevo esquema comercial de los Centros de Experiencia en donde la comercialización pasa a ser nuevamente del control de Telefónica.

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